Conozco a Cata desde hace años. Hoy puedo decir que he admiro todas sus versiones: la de antes, o la que dejaba ver, y la de después. También a sus cicatrices, aún sin notar la asimetría de su historia. Este libro, al igual que su obra, es tan único y maravilloso como ella. Un espacio para pensarse desde el otro, agradecer y sanar un poco.